Nuestra Facultad Regional logró esta semana un logro sin precedentes: la conversión de InProSus (Ingeniería de Procesos Sustentables) en el primer Centro UTN de Investigación y Desarrollo de la Regional San Francisco. Dirigido por la doctora Alfonsina Andreatta, este nuevo centro surge tras la consolidación del Grupo UTN del mismo nombre, especializado en investigación aplicada en ingeniería química.
Un Centro UTN es una unidad institucional formal y consolidada dentro de la Universidad Tecnológica Nacional, dedicada a la investigación, el desarrollo y la innovación tecnológica en un área específica del conocimiento. Su creación y funcionamiento están regulados por la Ordenanza del Consejo Superior N.º 1292/2010, y depende directamente de la Secretaría de Ciencia, Tecnología y Posgrado de la UTN.
Por eso, este reconocimiento constituye un paso decisivo para el sistema científico de nuestra Facultad, que hasta ahora contaba con tres Grupos UTN y varios Grupos Facultad.
Al respecto, el Decano de nuestra Facultad, Ing. Alberto Toloza, subrayó: "Es el resultado de años de trabajo sostenido. Y evidencia que cuando se apuesta por la investigación con visión estratégica, los frutos llegan”.
En tanto, el Secretario de Ciencia y Tecnología de la Facultad, Dr. Diego Ferreyra, señaló: “Es un reconocimiento a una trayectoria, pero sobre todo un paso hacia el futuro", y destacó que esta jerarquía abre mayores posibilidades de integración en redes nacionales e internacionales.
De grupo facultad a Centro UTN
InproSus se especializa en la valorización de residuos agroindustriales, a través del desarrollo de procesos de extracción sustentables de compuestos activos presentes en biomasa vegetal.
Su historia se remonta al año 2009, cuando Andreatta regresó a la UTN como docente con dedicación exclusiva, luego de completar su doctorado en Ingeniería Química, y formó el grupo de investigación que se llamó Termodinámica. Luego, fue Grupo Facultad, y con el tiempo, en 2019, alcanzó el reconocimiento como Grupo UTN, con el nombre de Ingeniería de Procesos Sustentables. Ahora, finalmente, logró convertirse en Centro UTN, relató su Directora.
Este nuevo Centro UTN está conformado por un equipo multidisciplinario de investigadores, becarios y estudiantes. La dirección del Centro está a cargo de la Dra. Alfonsina Andreatta, profesora titular y categorizada como investigadora tipo A en la UTN. La vicedirección la ejerce la Dra. María Eugenia Taverna, también profesora titular, con categoría B. El equipo de investigadores está conformado por: Dr. Matías Raspo, Dra. María Belén Vignola, Dra. Carolina Alosio, Dra. Mónica Serra, Dra. Paula Garnero, Dra. María Andrea Caula, Mg. Raúl Marlatto y la Mg. Manuela Vázquez así como por la Ing. Sofía Ruiz Miraglio, la Lic. Miriam Ávila, la Ing. Micaela Sanmartino, Iván Alomo, Brisa Córdoba Boschetti, María Belén Colombino, Luciano Neyra, Agustina Scianca, Irina Trinidad y Lucía Petitti.
“Fue un camino largo, de 16 años, que no se podía acelerar porque nos faltaban requisitos: masa crítica, dedicaciones exclusivas, publicaciones, proyectos consolidados. Hoy, todo eso está”, agregó la investigadora.
Qué implica ser un Centro UTN
A diferencia de los grupos de investigación, que pueden surgir desde propuestas puntuales con aval del Consejo Directivo de la Facultad, los Centros UTN requieren condiciones mucho más exigentes. Entre ellas, contar con un equipo de al menos siete investigadores con categorías A o B en la carrera de investigador de UTN o en el sistema nacional, líneas de trabajo definidas, publicaciones reconocidas, capacidad formativa y vínculos con el sector productivo.
“Pasar a ser Centro UTN implica consolidar una estructura. Se establece un comité operativo, se generan mecanismos de decisión más democráticos dentro del equipo, y sobre todo se garantiza continuidad. El Centro UTN está pensado para sostenerse en el tiempo”, explicó Ferreyra.
En el plano práctico, también representa una mejora en el acceso a financiamiento, ya que son considerados prioritarios en convocatorias, programas y redes de cooperación. “Es un paso que amplifica la capacidad de acción del equipo y de la facultad en su conjunto”, resumió.
Impacto regional y nuevos desafíos
La creación del Centro UTN InproSus también tiene un impacto directo en la ciudad de San Francisco y su región. “Una ciudad pequeña como la nuestra no suele tener espacios donde se genere conocimiento científico de alto nivel. Esto es ciencia con impacto local. Y no solo por lo que se investiga, sino porque lo que se aprende se traslada al aula”, subrayó la Dra. Taverna.
Además, remarcó que muchos de los integrantes del equipo son también docentes, y que ese doble rol enriquece la formación de los estudiantes. “Lo que pasa en el laboratorio se transforma en clase. Y eso genera vocaciones científicas, despierta inquietudes, genera semilleros”, reflejó.
Los próximos objetivos del Centro son ambiciosos. La Dra. Andreatta destacó tres metas concretas: convertirse en unidad ejecutora de doble dependencia UTN–Conicet, crear un Doctorado en Ingeniería Química con sede en San Francisco y construir un edificio propio para investigación. “Hoy estamos usando laboratorios que son compartidos con la docencia. Pero necesitamos espacios dedicados exclusivamente a la investigación, para seguir creciendo sin afectar la carrera de grado”, advirtió Andreatta.
El valor de la política científica
Más allá del logro institucional, el equipo dejó en claro que el desarrollo científico requiere decisiones a mediano y largo plazo, sostenidas en el tiempo y acompañadas por políticas públicas. “Sin ciencia no hay futuro. Invertir en investigación es una apuesta que no siempre se ve en el corto plazo, pero que impacta en toda la sociedad. Desde una PYME que necesita asesoramiento hasta una escuela que participa en actividades de divulgación”, resumió Taverna.
“InproSus hoy es Centro UTN gracias a años de formación, compromiso, trabajo colectivo y gestión. Pero también gracias a que hubo decisiones que acompañaron ese proceso. El apoyo de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Facultad fue clave. Y ojalá podamos seguir creciendo, no solo como equipo, sino como universidad”, concluyó la Dra. Taverna.
Para cerrar, el Dr. Ferreyra añadió: "Desde la Secretaría de Ciencia y Tecnología vemos este hito con gran satisfacción, porque es un paso concreto que sigue afianzando la investigación en la Facultad".
"Para quienes no están en el tema, a veces nos cuesta expresar lo valioso que es que el Rectorado de una Universidad reconozca un espacio de este tipo. No se trata solo de prestigio o jerarquía: este reconocimiento implica la constancia de que hay un equipo de personas formadas, especializadas y con antecedentes de alto nivel, todas trabajando detrás de los mismos temas, con equipamiento adecuado y líneas de trabajo claras", agregó.
Además, manifestó: "La solidez de un Centro nos aporta una proyección a futuro en I+D+i, garantiza aspectos participativos con su comité propio, expande y mejora el acceso a financiamiento, permite formar más recursos humanos… el impacto en las carreras de la Facultad es muy grande, tanto entre docentes como estudiantes. Para mí como Secretario y para las nodocentes del área, es un honor haber contribuido en los pasos administrativos para que se gestara este nuevo espacio".
Qué investiga InproSus
InproSus se especializa en la valorización de residuos agroindustriales, a través del desarrollo de procesos de extracción sustentables de compuestos activos presentes en biomasa vegetal. “Nos enfocamos en recuperar valor de aquello que usualmente se desecha, como residuos alimenticios, cáscaras, hojas, tallos. Extraemos sus principios activos mediante procesos que minimizan el uso de agua, solventes o energía”, explicó la Dra. Andreatta.
Esas extracciones se realizan con tecnologías como ultrasonido, microondas o fluidos supercríticos, y permiten obtener aceites esenciales y oleorresinas que luego se aplican a distintas industrias. “Tenemos líneas de investigación en barnices con propiedades mejoradas, bioformulaciones para afecciones dérmicas y respiratorias, bioplaguicidas para el cultivo de vid, recubrimientos comestibles para alimentos y biopolímeros para envases”, detalló.
“Todo parte de un principio: lo que parece basura, muchas veces tiene un valor oculto. Nosotros buscamos recuperarlo y transformarlo en un producto útil para sectores como la industria alimenticia, la cosmética, la farmacéutica o la agroindustria”, agregó Taverna.